viernes, 30 de septiembre de 2011

E.H. vs J.M. en la drogoteca

Hace unos meses los viejos amigos de la editorial Amargord me enviaron, muy amablemente, la última tanda de libros publicados por ellos en la colección Psiconáutica. Para quien aún no lo sepa (cosa que dudo que ocurra, pero bueno, por si acaso), la colección Psiconaútica de Amargord recoge, a día de hoy, algunos de los mejores títulos sobre drogas publicados en el panorama español:


Había libros clásicos reeditados ya leídos y releídos como Venenos sagrados, ebriedad divina, de de Felice, o el clásico tratado de Lewin, Phantastica, que inauguró toda una nueva disciplina: la farmacología. El diario de un drogadicto de Crowley, un nuevo libro sobre ayahuasca, Ayahuasca, amor y mezquindad, de un escritor, Carlos Suárez, que vive en la amazonía colombiana y que resultó luego ser el libro más interesante hasta la fecha que he leído sobre este nuevo fenómeno de intercambio económico-cultural que se está produciendo en la Amazonía debido al turismo chamánico ayahuasquero…, uf, ¿por dónde empezar? ¡Qué agobio! Menos mal que ya me había ventilado Hedonismo sostenible, de un tal Eduardo Hidalgo, quien resultaba tener otros libros en esa misma colección, uno titulado Heroína y otro sobre análisis de drogas, o algo así. Entro en la web de Amargord y me encuentro que tiene otro más recién publicado, ¿pero quién es este chico que solo hace escribir? ¿Y con esta lucidez? Uf, debe ser de otro planeta este tipo, sino no se entiende. Y encima resulta que se trata de esos libros que es mejor no abrir si tienes cosas que hacer, porque te atrapará y no podrás hacer otra cosa hasta que no lo termines. Uf, menos mal que al menos los del tal Eduardo Hidalgo ya me los había leído todos, menos el último, claro, que no me lo han enviado, ya les vale a los de Amargord, por cierto, ¡hasta tiene otro libro sobre la ketamina! ¡y en su segunda edición! Esto me supera. Los de Amargord esta vez se han pasao. Pero bueno, por algún libro habrá que empezar. ¡Tienes que leer el de Javier Marín!, me dice una voz exterior. ¿Eimmmm? ¿Javier Marín? ¿Qué dices? Ummm, ¿de qué me suena este tipo? Ehhhh, hostias, este ha publicado alguna vez algo en Cáñamo, algún reportaje de aventurillas en algún país árabe o qué se yo. Ufff, ya, pero me parecieron flojos, aunque el recuerdo que tengo es muy difuso, ¿a ver? ¿El barril de Diógenes? ¡Tienes que leerlo!, me repite la voz exterior. Bueno, bueno, con todo el material interesante que hay aquí, entre clásicos y todo eso… ¡Tienes que leerlo!, me insisten… Ufff, pero estando el Phantastica de Lewin, el Diario de un drogadicto de Crorwley, ufff, ¿El barril de Diógenes? ¡Sí! Ummm, a ver que lo hojeo… Y ¡zas!, ¡caí! Creo que no me duró dos días. Su lenguaje simple, casi descuidado, las historias vividas en primera persona, las historias dentro de las historias en las que desde los lugares más oscuros del planeta las preocupaciones son básicamente siempre las mismas, esto es, encontrar buenos conversadores, buscar un escondite aislado por cinco minutos del fuego cruzado para fumarse un porrito, y no las grandes narraciones de los grandes viajes, eso, o qué sé yo si fue eso o fue cualquier otra cosa, lo que fuere, el caso es que El barril de Diógenes me atrapó. Y hasta que no lo terminé no hice apenas otra cosa que leerlo. Y, al terminarlo, me quedé con ganas de más.

Creo haber conocido al autor en algunos de mis deambuleos por Lavapiés las navidades pasadas, y tras leer el libro, meses después, más que nunca me volví a dar cuenta de lo ciego que soy, que cuando hay que ver no miro, y al revés. En cualquier caso, esa conversación que me habría gustado tener con Javier Marín y que en mi estupidez me perdí a mí mismo la oportunidad de tener, la ha tenido ese tal Eduardo Hidalgo y además la ha trascrito y colgado en un blog por todos conocido para deleite de todos. La entrada de hoy no es pues para mí, sino para la drogoteca, que lo disfruten:

1 comentario:

  1. Muchas gracias por las referencias a la Drogoteca y a la entrevista de Edu y Javier Marín.
    "El barril de Diógenes" parece un gasto que merece la pena y mucho más.

    Un saludo, y encantado de conocer este blog.
    Symposion.

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